EN LA CAMIONETA INTIMAMENTE CON RAFAEL.
El
concierto había concluido y Jaime había bebido más de la cuenta ya que
una vez concluido el evento nos habíamos pasado a un Pub, y ya cerca de
las tres de la madrugada nos regresamos hacia las cabañas.
Nuestros amigos me ayudaron a recostarlo ya que ni siquiera podía mantenerse en pie, y tan pronto lo acomodamos se quedó profundamente dormido.
Las otras dos parejas que nos acompañaban me invitaron a un
“carrete”(rumba), para continuar la diversión. Pero yo lo desestimé para
no volver a toparme con Rafael quien había visto en la entrada de los
baños de aquel lugar que habíamos visitado luego del concierto.
Se
había dirigido a mi provocativamente, sabiendo que me encontraba en
compañía de mi novio, pero eso a él eso parecía no importarle. Su
obsesión por mi, parecía estar fuera de todo límite. En ese momento
logré escapármele pero me decía que me llamaría más tarde.
El
capricho del destino de haberme convertido en una bellísima mujer aunque
me producía un deleite indescriptible, también me traía problemas. Pero
aun así me agradaba la idea de haber dejado de ser un hobre y sobre
todo la imagen de perdedor.
Al rato que mis amigos se habían largado
me volví a dar un baño y al salir de este quize probarme una minifalda
cortita de mezclilla que traía conmigo en mi mochila de viaje. Me
cambíe de ropa interior, esta vez con una pequeñas braguitas negras que
prácticamente se me metían en el culo, y que apenas desaparecían bajo la
minifalda vaquera. Me veía insultantemente provocativa pensé. Queía
aprovechar cada momento que me estaba regalndo esta nueva vida.
Sonó
mi celular y al responder reconocí la voz de Rafael, quien me invitaba a
salir. Me decía cosas morbosas que hacían que la piel se me erizara de
lo entusiasmado que me ponía.
Quizas era la oportunidad de dar
rienda suelta a todas esas fantasías reprimidas con las que había
convivido toda mi vida. Y sin pensarlo mas de la cuenta salí tembloroso
hacia afuera donde el me esperaba en su camioneta fuera del recinto de
hospedajes.
En el trayecto hacia ese lugar sentía que las piernas se
me doblaban de la emoción que sentía vestido así “tan provocativa” con
la ilusión de vivir a concho que venía. Algunos tipos que pululaban
por el sector me dijeron mas de alguna pesadez, pero lo que más me
preocupaba era de que alguno de los amigos de Rafael me sorprendiera,
eso hacía que la excitación fuera mayor.
-Quien se me comiera ese culito- alcancé a oír que murmuraba algún tipo a lo lejos.
Subí rápidamente a la camioneta de Rafael y le pedí que nos largáramos
rápidamente de allí, al cabo de unos minutos nos encontrábamos en un
sitio eriazo contemplando la oscuridad del cielo bordado de estrellas.
Llevados por nuestros deseos ardiente nos besamos en el asiento e
inconscientemente llevado por mi instinto femenino le mordía el labio
inferior, a él le gustó porque lo sentí gemir roncamente demostrándome
el placer que le hacia sentir, comenzó a sobarme mis muslos desnudos
con hábiles masajes, mi mano pudo en un momento sentir su pene duro
como una piedra pidiendo socorro, me iba a volver loco por la situación
que estaba experimentando. Nuestras respiraciones estaban agitadísimas y
no parábamos de besarnos y tocarnos a nuestra entera disposición.
entonces me soltó un momento, me quedé de rodillas sobre el asiento del
copiloto a su lado, pensé que se iba a quitar por fin los pantalones a
sabiendas que le había provocado una magnifica erección y me dispuse a
ayudarle, pero no era esa su intención, me tenía justo en frente, cara a
cara, me quitó la minifalda que poco y nada me cubría, luego mi
calzoncito, y así todo, dejándome totalmente desnuda mientras reclinaba
los asientos hacia atrás y me recostó suavemente mi “chuchita” semi
depilada quedó frente a él, yo tenía las piernas muy abiertas y él
acercó su mano(voy a vivir mi máxima fantasía de hombre en este cuerpo
de mujer… pensé), pero el inconscientemente quería hacerme sufrir al
prolongar el comienzo de esa fantasía, pasó el dorso de la mano casi sin
tocarme, solo rozando, sentía sus dedos levemente rozando sobre mi
cortita mata de vellos púbicos, luego su dedo intruso jugó levemente con
mi mojado clítoris, gemí de placer como toda una nenita con una tono de
voz que me desconocía y luego pasó su índice en mi empapada rajita
vaginal, pensaba en mi interior que si no lo introducía rápido tendría
que hacerlo yo de lo caliente que me tenía. Pero lo hizo, me metió el
dedo índice, y lo movió hábilmente.
-¿Te gusta?- Me decía
-SI me
gusta si me gusta- le respondía entre ahogados gemidos mientras movía
mi pelvis, sentía morirme de placer, el gocé era muy superior al que
sentía cuando era macho. Con el dedo pulgar apretó mi clítoris
moviéndolo lívidamente y con los restantes los introducía en mi rajita
vaginal, no se si voluntariamente o no, pero me estaba poniendo loco de
placer, no podía hacer nada más que mover mis caderas frenéticamente
frente a su cara. El estaba de torcido frente a mi sentado lo veía tan
sonriente en la penumbra de aquel lugar y yo casi a punto de correrme en
su mano.
Traté de detenerlo, con una fuerza de voluntad heroica
para no acabar todavía, quería prolongar más ese momento nuevo para mí
pero ya no aguantaba más de la inmensa calentura que me provocaba, Me
enderecé para besarle y le metí mi lengua en su boca, me correspondía
plenamente en cada movimiento que le hacía, me lo dejó hacer, me
permitió jugar con la suya, eso me excitó más todavía, estaba mojándole
hasta la muñeca, lo noté, eso me excitó mas y reaccioné apretando su
mano con la mía, yo también me comencé a tocar sobre todo mis tetas que
estaban endurecidas por todo lo bien que me hacía sentir, gimiendo ahora
más fuerte , Nada dilucidaba de lo que estaba haciendo hasta que me
corrí, gritando desmesuradamente mientras no sé que cosas le dije cuando
sentía que se abría la llave de mis entrañas de mujer dejando escapar a
chorros todo ese placer reprimido, estaba mojadísimo de mis propios
jugos vaginales.
-¿Te corriste Janita?- me dijo. Mientras yo lo
miraba en estado de shock y temblando de unos placeres indescriptibles.
pero aun asi un tanto avergonzado de lo sucedido.
-Siempre has sido así tan calentona y buena para mojarte.-
Rafael parecía conocerme más de lo que yo me conocía aun. El sabía
llevarme al máximo del placer en el arte del sexo y a mi parecía
agradarme en demasía y vaya si que lo disfrutaba a rabiar. Entonces
pude comprender porque me había convertido en una mujer infiel.
Y
volvió a besarme los labios. Y sentía en mi interior que quería más
olvidándome de que Jaime dormía su borrachera mientras yo jugaba a la
infidelidad.
-Aun queda más mi amor, me toca a mi gozar de ti
ahora- Me dijo, mientras se quitaba los pantalones y ropa interior, le
ayudé a quitarle su playera y me daba cuenta lo bien que estaba
asumiendo mi papel de mujer y el como un buen niño obediente me
cooperaba. Terminó quitándose todo, aún mantenía la erección, pero no
del todo, Me decía lo mucho que había disfrutado la explosión entre sus
dedos, Agaché mi cabeza con la lengua fuera como una perrita y comencé a
lamerle la verga. El corrió el asiento ya reclinado hacia atrás para
darme más espacio para hundir mi cabeza en su entrepierna. Mientras lo
hacía. Intenté reaccionar . ¿Que mierda estaba haciendo? Soy un hombre
me dije a mi mismo esto esta mal estoy yendo demasiado lejos ¿Que pasa
si vuelvo a mi estado natural a mi cuerpo de hombre y en mi memoria
quedaría registrado estos actos sucios que estoy cometiendo? Me sentía
un poco como las “weonas maracas” ¿Estaré actuando como gay?. Nunca he
tenido nada malo en contra de ellos , pero a mi no me agradaba
comportarme como tal. Nunca se me abría ocurrido alguna vez en la vida
estar chupando un pene y menos a este “weon” de Rafael que tan mal me
caía. Pero en ese momento preso de una increíble e incomprensible
calentura todo me daba igual, ahora soy mujer me decía en mi interior y
debo disfrutar este momento. Mientras comenzaba a “dirigírmele al
país”. Le pasé sin asco mi lengua de abajo hacia arriba por aquel
fastuoso falo, lo tenía bastante grande, bueno eso lo sabía yo, que lo
conocía desde que nos vestíamos juntos en el camarín del colegio y se
jactaba de lo bien que hacía sentir a las “minas “ que se “culeaba” de
lo bien dotado que era, toda la vida había sido un fanfarrón y no
comprendía como a las mujeres les gustaba este tipo de persona, pero con
esto que estaba haciendo creo que ahora terminaba de comprenderlo. Yo
también había caído en sus seducciones y estaba siendo parte de su harem
de conquistas.. Con su pene a mi merced, me pregunté a mi mismo hasta
donde llegaría en mi boca, ese enorme trozo de carne, pero me seguí
entreteniéndome un momento solo con la punta, y de vez en cuando le daba
una pequeña chupadita, me entretenía más en la punta que en el
lametazo, hasta que al final comencé a succionarle su cabezota, jugué
con mi lengua, sin soltarlo de entre mis labios, Noté revolverse debajo
de mi, mientras abría sus piernas producto de los gustitos que de
seguro debía sentir con mis labios presionando su “pichula” y obiamente
eso le gustaba y me lo decía entre quejidos roncos expresándome su
placer, escapándosele un sin número de suspiros , y a mi me volvía loco
que todo eso le encantase. Lo disfrutaba de veras, llevó su mano a mi
vagina de nuevo, dos dedos, los untó y se los llevó a su boca. Lo
distiguía entre la breve oscuridad de la noche en esa cabina de la
camioneta impregnada a sexo, Seguí chupando, e intentó a la vez meter
un dedo en mi culo, le comenté con la boca llena que por ahí no me
gustaba, pero no me hizo caso. Estaba haciendo mucho daño en su intento y
se lo hice saber con un gritó fuerte pidiendo que parara y por fin me
obedeció y así que seguí a lo mío, bastante más inspirado. Me sentía
enpapado entre las piernas, le seguí mamando, me estaba cansando me
dolían las mandibulas, pero seguí, la saliva se me escapaba por la
comisura de los labios confundidas entre sus líquidos creo que quería
venirse porque no me dejó seguir haciéndome a un lado. Veía sus ojos en
la penumbra encendidos de placer y supongo que los mios se encontraban
de la misma manera. Solo deseaba en ese momento que lo que quisiera
fuera metérmela por mi vagina. Se acomodó en el asiento de piloto para
pedirme que me subiera sobre sus piernas. Le obedecí como toda una
nenita obediente y arqueándole mis piernas pude sentir ese fastuoso
ejemplar desde mi punto de vista de mujer situarse en toda esa entrada
caliente que ansiaba recibirlo en toda su magnitud . Grité cuando me
penetró , lo hice como toda una mujer caliente que quería saciar sus
deseos, eso lo recuerdo bien, fue bello maravilloso estaba como lo había
soñado. Ser una mujer follada, me mordí los labios con los ojos
abiertos, quizás desorbitados de la sensación que estaba sintiendo
disfrutando cada milésima de segundo de ese placer que ese algo me
regalaba al haberme convertido en mujer, estaba tan extasiada que dejé
que me manejara a su antojo, atacaba bombeando mi vagina, Tal vez era
incomodo el lugar en que follábamos, Continuaba así de rodillas sobre su
asiento clavado en su mástil, el me encumbraba mientras me lamía los
pechos que se movían al compas de nuestros movimientos, precisas en la
diferencia de alturas aque allí en esa pose existía, el espacio reducido
del lugar hacía que todo se fuera dando más de prisa.
Continuabamos así, el en medio del asiento y yo encima con su falo
metido entre mis piernas, los dos mirandonos de frente, estábamos algo
incomodos Puse cada mano en el respaldo del asiento, y comencé a moverme
cada vez más rápido con todo eso dentro, él se dejaba hacer el amor y
yo seguí, porque así controlaba toda la operación como toda una nenita
experimentada, me estaba poniendo bastante “calentona” y me movía
bastante, entonces cuando él se percató me cogió de las tetas y también
se movió, me la estaba clavando a fondo, no quedaba nada por meter, yo
estaba gozándolo todo, y no dando más tregua nuestros deseos nos
entregamos al orgasmo inevitable que nos invadía mutuamente con unos
gemidos fuertes mientras nuestros cuerpos no paraban de temblar
extenuados por lo brindado terminamos sudadísimos. Creo que era casi el
alba, así que recuperé toda la ropa y como pude me vestí rápidamente
ya sentado en el asiento de copiloto para llevarme de regreso. Le di un
beso relámpago antes de dirigirme a la cabaña me sentía feliz por lo
gozado pero al ver a Jaime que continuaba dormido sin saber de nada ,
sentí un complejo de culpa sintiendo que me estaba convirtiendo en una
vulgar maraca.
CONTINUARA.
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