Al
caer exhausta ella se tumba a mi lado acaricia mi pelo y con una
sonrisa ya me doy cuenta lo que deseaba a hora, a hora me tocaba a mí y
no sabía si estaba preparada a hora.
-Pequeña arrasa con mi cuerpo dame placer.
Ella
abrió sus piernas, me puse de rodillas entre sus ellas e intente
comenzar a lamer su clítoris, ella comenzó a agarrar fuertemente mi
cabeza dándome cuenta que lo hacía bien. Poco a poco pude tocar y lamer
todo su cuerpo. A mamar como un crio sus grandes pechos a sacarle gotas
de leche. El resto de la noche nuestro cuerpo se retorcieron entre
ellos, entre abrazos, frotándonos los coños y practicando el 69. Como
toda clase de posturas que ella me enseñaba. Era placer como aprender a
montar en bicicleta cuando aprendías no podidas parar y yo deseaba su
cuerpo como ella el mío. A las ultimas horas de la madrugada yo me quede
dormida por el cansancio ella me observaba. Sentí a las siete de la
madrugada como ella me abría las piernas y comenzaba a penetrarme con
sus deditos. A frotar sin cesar mi sexo. Me desperté sudada al primer
orgasmo:
-Joder ya estas otra vez.
Sin cesar de masturbarme ella me besa en la cara:
-No pararía de follar contigo pequeña. Me dijo.
A
las ocho de la mañana me despertó al tirándome un montón de ropa a la
cara, eso me despertó de golpe, comencé a mirar a mí alrededor entre
tangas y sujetadores. Vi que ella estaba vestida de profesora para
comenzar un largo día.
-Será mejor que te comiences a vestir, para ir al colegio.
Me
levante desnuda, me mire al espejo con la ropa entre mis manos. Me puse
el tanga negro, ella me ayudo a ponerme el sujetador, vi que era un
wonderbra que me hacia mis pechos enormes.
-Dios, esto me hace los pechos enormes, Elena.
Ella me sonrió:
-Me gusta que estés sexy, en clase serás mi coño derecho.
Mis
siguientes prendas fueron una camisa blanca, exageradme escotada y una
mini falda. Llevaba unos tacones con los que era imposible andar. Elena
abrió la puerta y comenzó a darme prisas para que saliera. Hasta que se
dio cuenta que estaba en el servicio intentándome maquillarme ya que era
mi primera vez. Fue al lavabo conmigo, me dio una larga clase de de
pintalabios, rímel y coloretes. A la media hora ya estaba hecha toda una
mujer rompe corazones. Bajemos por el ascensor desde el quinto que
vivía, ella me miro en todo mi esplendor. Bajo mi sorpresa le dio a la
parada, nos quedemos entre pisos, yo asustada le mire y ella se abalanzo
hacia mi besándome sin cesar arrancándome la ropa. Estuvimos casi una
hora practicando el sexo en el ascensor. Eso ya me hizo saber cómo sería
todo el día en el colegio. Sexo anal vaginal y todo lo que nos
pudiéramos imaginar. Salí del ascensor abrochándome la camisa y nos
montemos en su coche. Mientras ella conducía con la música a todo
volumen me acariciaba los muslos como yo los suyos. En cada parada, en
cada semáforo en rojo no dejábamos de besarnos deseando otra vez vernos
desnudas.
Podría
ser un día como otro para Susana, pera ella era tan aburrido repetir
todas las semanas lo mismo. Ir al colegio e intentar pasar el curso para
que la universidad estuviera más cerca. Susana era una chica de piel
tan blanca como la leche, de pelo tan oscuro como la noche. Le gustaba
vestir de negro que se pudiera ver sus sentimientos a flor de piel.
Siempre llevaba una ropa muy ajustada luciendo sus grandes pechos y su
libidinoso cuerpo cubierto por su atuendo gótico. A ella no le gustaba
pasar inadvertida por la vida. Siempre por costumbre llevaba un cigarro
entre los dedos que disfrutaba sin cesar no llevaba una vida sana y
odiaba cualquier clase de deporte. A las horas del recreo Susana se
encerraba en los servicios y se encendía un par de cigarros para
relajarse del aburrimiento de las clases. Pero ese día no iba a ser como
uno cualquiera en el servicio se sentaba en un rincón, con un libro de
poemas y su tabaco se escondía de la gente que le rodeaba. Un día normal
para ella era tan bien meterse en uno de los baños cerrar la puerta con
pestillo, desnudarse acariciar sus grandes pechos y masturbándose sin
cesar, esa era otra forma para desconectar de todo. En uno de sus
habituales orgasmos escucho en el servicio de al lado un fuerte golpe.
Susana se vistió rápidamente asustada, temió ser descubierta por
alguien. Salió y miro a su alrededor. Quería saber quien había causado
ese estruendo, se acerco a la puerta del servicio que tenia al lado y
empujo lentamente la puerta. Vio asustada algo muy extraño frente a
ella, esa cosa era un gran agujero negro que no dejaba de dar vueltas
como una lavadora. Ella metió su mano dentro del agujero queriendo saber
que era, algo que estaba dentro de eso le agarro fuertemente del varazo
y le metió dentro. Cayó dentro del agujero y no sabía lo que podría
suceder.
ES UNA HISTORIA DE UNA AMIGA ES DE
ELIZABETH THOR ESPERO QUE OS GUSTE AQUI OS DEJO EL LINK A SU BLOG NO
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