martes, 30 de septiembre de 2014

FANTASIAS TG 245 LA NUEVA ESPOSA Y MADRE


FANTASIAS TG 244 LO CONSEGUI


FANTASIAS TG 243 MAlA IDEA


Posesion

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 23



Acosado en el taxi

Por la tarde cuando salí de mi oficina uno de los ejecutivos portugueses, me es peraba a la salida del banco
Con el típico acento español portugués me sugirió que lo acompañara.
Recordé que Franco me llamaría. Además noté algo extraño en la forma de actuar del ejecutivo, despertando en mí una cierta desconfianza hacia él. Por lo que me excusé de aceptar la invitación.
- Pero señorita Alejandra. No va a despreciarme. Sólo quiero compartir con usted y celebrar el contrato de nuestras empresas.
- ¿y el señor Dosantos?
- Creo que no se sentía muy bien y prefirió quedarse en el hotel. Pero nosotros podemos celebrar . Vamos señorita Alejandra acepte mi invitación.
- Quizás en otra ocasión, pero ahora no puedo. Espero un llamado importante de mis superiores.
- Pero si no le voy a quitar mucho tiempo. Solo quiero que me acompañé. ¿No va dejar a este extranjero en su país solo triste y abandonado?
- ¿Usted cree que sería correcto aceptar su invitación?
- Esto es común en nuestro trabajo señorita Alejandra. Una ejecutiva a la altura de usted debería saberlo.
El tiempo en la capital se me hacía aburrido. Franco no estaba y era solo con él con quien solía salir en mis pocos días que llevaba viviendo aquí.
- ¿Y adonde quiere que lo acompañe?
- A tomar un café y charlar un momento nada más. Quiero que me informe sobre que otros tipos de negocios se pueden hacer o invertir en este país. Usted debe saber bastante del tema. De hecho tengo entendido que su trabajo consistía en este tipo de asesorías.
- Si, usted esta en lo cierto desde que estoy en el negocio bancario mi trabajo es tratar con inversionistas de menor y mayor escalas.
- Ahh ve, por eso quiero platicar con usted.
- Está bien pero no tengo mas de hora y media.
- Trato hecho.
Al dirigirnos al taxi veía en él una mirada morbosa e insinuante. Me parecía un juego sensual el que otro hombre me devorara con la mirada sintiendo deseos hacia mí con esta figura y belleza que ahora poseía desde aquella enigmática metamorfosis de hombre a mujer. Sentía que el ejecutivo portugués me subía la falda con la mirada mientras caminaba tras de mí.
Fuimos a una cafetería bastante elegante. Joao el ejecutivo me contó de su negocio este era una de las tantas inversiones que tenía en gran parte de Sudamérica. Al parecer era un tipo millonario y bastante atractivo. Debería tener unos 45 años y pude ver en su mano derecha la marca de un anillo el cual seguramente se había quitado para la ocasión.
- Creí que íbamos a beber un café y no un aperitivo.- le dije cuando nos servían unos exóticos tragos propios de aquel bar.
- Alejandrita, vamos acompáñame esta tarde, por favor. Es solo para hablar de temas financieros. Y si es amenizado por un buen trago, mucho mejor.
Le hablé de las inversiones de moda en Chile y el me escuchaba con mucha atención. Me dijo que le gustaba mucho este país y que el crecimiento que había logrado en los últimos años era gracias a la fuerte inversión de capitales extranjeros y según mis conocimientos tenía toda la razón en sus comentarios.
- De tantos viajes debe extrañar su familia- le dije.
- Ya estoy acostumbrado-
- ¿Y su esposa?
Joao hizo una pausa mirádose el lugar del ausente anillo.
-Acabo de separarme no es un tema que me agrade tocar. Espero me entienda.
-Lo siento.
-Así es la vida. No tuve la suerte de conocerla a usted antes. Usted parece ser una mujer completa. Bella e inteligente.
Esos comentarios me molestaban. Sentí el impulso de abandonar el lugar inmediatamente, con una especie de asco que no lograba interpretar.
Este tipo iba directo al grano. El hecho de que yo había cometido errores al comienzo de mi extraña transformación cuando me dejé llevar por la curiosidad de conocer y disfrutar de mi sexualidad femenina y había terminado teniendo sexo como una mujer. Era una acción que quería evitar a toda costa. No debía comportarme estúpidamente priorizando el pensar con la vagina y no con la mente, tal como lo haría una mujer inteligente y de buenos principios. Así quería ser desde conocer a Franco.
Me tomó de mis manos por sobre la mesa y comenzó acariciarlas a tiempo que me hablaba en portugués. Reconozco que nuevamente mis hormonas comenzaron a traicionarme; no sabía bien si era por el tacto de sus dedos o por lo sensual que sonaba su voz con ese idioma extranjero con que a mi se dirigía . Pude volver a sentir ese cosquilleo en mi vientre y que viajaba mágicamente hasta entre mis piernas.
-Creo que debemos irnos.- Le dije mientras intentaba apartar mi mano de las suyas. “ Si voy a ser mujer seré decente” pensé.
-Pero como ya se va a retirar. Esto recién comienza- Hizo un ademán pidiendo otro trago que entre paréntesis era bastante fuerte porque a mi ya sentía que me hacía efecto en mis neuronas.
Se bebió el trago de un sorbo. Noté que estaba un poco molesto y ante mi negativa de seguir con la velada se puso de pie tomando su elegante chaqueta (saco).
-Yo la llevó a su casa.
-No es necesario puedo llamar a un taxi. Para que se va tomar esa molestia.
- Por el contrario es gratificante hacerlo. Créame Alejandra por favor ¿molestia? Para nada.
Acepté como una forma de dilatar la conversación y me subí al taxi en su compañía. Podía darme cuenta como me miraba de pies a cabeza y sobre todo a mis muslos que asomaban imponentes por mi falda arremangada e insinuante al ir sentada junto a él en los asientos traseros del automovil.
-Definitivamente eres muy linda Alejandra.- Dijo mientras sacaba una pequeña botella de whisky de su bolsillo y luego de darle unos sorbos dejándola mas abajo de la mitad me la ofreció.
-No, gracias.- le respondí pero él ya la tenía prácticamente metida en mi boca.
- Por favor Joao cálmese – le imploraba a tiempo que le hacía aun lado la botella
Me sentía ridículamente incomodo en esa situación, Joao trataba de besarme el cuello . mientras una mano hurgaba por debajo de mi falda. Yo desesperadamente luchaba contra eso locos impulsos del ejecutivo. No entendía como con unos tragos había perdido la cordura pasando de ser un educado hombre de negocios a un completo cavernícola deseoso de sexo.
El tipo se abalanzó sobre mí con una fuerza incontrolable Mi ahora menudo cuerpo le era imposible defenderse ante el ataque de esos 1,90 mtrs de hombre que loco de calentura trataba de abrirme la blusa tratando de liberar mis tetas que bien sabía yo podían volver hambrientos de deseos carnales a cualquier hombre y Joao parecía ser un ejemplo de aquello.
No podía ver la reacción del taxista debido a la incomoda posición en que me encontraba Ni siquiera me daba tiempo a pensar el por qué ni se inmutaba en ayudarme. Quizás pensaba que Joao y yo éramos amantes y que este tipo de “numeritos” lo hacíamos a menudo a bordo de algún taxi. De seguro esto hasta ya lo habría vivido en otra ocasión, y lo consideraba una rutina más en su trabajo cuando tenía a estos excéntricos tipos como clientes. Al típico extranjero millonario que pedía una fina dama de compañía en cada una de sus estadías en el país que visitaba. Pero yo no parecía una “puta”, bueno las damas de compañía de este tipo de servicios tampoco lo parecen. Eso lo sabía muy bien yo, cuando era hombre.
El Portugués intentaba a toda costa besarme yo me le escabullía a duras penas empujándolo evitando su roce; pero aún así sus intrépidas manos exploraban mis muslos logrando a ratos exitosamente alcanzar la intimidad alojada entre mis piernas que se protegían bajo mi diminuta tanguita y sobre las medias pantys que tanto me desagradaban el tener que usarlas pero que en ese momento agradecía el llevarlas puestas, ya que evitaban el contacto de la yema de sus dedos con mi ahora suave piel de mujer.
- Llegamos dijo el taxista- Deteniéndose a las puertas de hotel Hyat uno de los mas elegantes de la capital.
- No- Dijo el portugués molesto - Usted siga, de unas vueltas más, aún no ha terminado este viajecito.
- No, no deténgase por favor yo me bajo aquí- Dije nerviosamente.
- Dije que sigas. Yo soy quien paga este servicio.- dijo el portugués con un tono autoritario que me daba temor.
Más miedo me dio aun cuando sentí que el vehiculo aceleraba como alejándose del lugar.
.- Vamos, comportate como la “putita” que yo sueño que seas para mi. Ya ves que yo mando aquí.- Decía mientras su cuerpo sobre el mío me intimidaba ya para entonces sus manos subían mi falda. Dejando al descubierto mis caderas.
- Señor taxista . haga el favor de ayudarme. - Me atreví a pedir ayuda.
El taxista seguía conduciendo y para variar le subió el volumen muy fuerte al radio ahogando el sonido de mis protestas.
-Vamos mamita.. dejate llevar.
Mi blusa abierta dejaba imponerse mis pechos por la sexy telita de mi sostén (brasier) a los cuales el tipo intentaba a toda costa besar. Mis piernas abiertas intentaban rechazar el ataque que cada vez se hacía más intenso e imposible de contrarrestar. Me di cuenta que Joao ya se había bajado los pantalones y pude sentir en algún movimiento de mis manos su pene endurecido que buscaba saciar sus oscuros instintos animalescos. De un tirón rasgó mis pantys y mis pequeñas braguitas quedaron a su disposición.
Sentí su dedos explorando mi sexo de mujer por el lado de la sexy telita de mi ropa interior.
Grité fuerte pidiendo auxilio con todas mis fuerzas cuando sentí su pene ubicarse a la entrada de mi canal intimo.
Joao salio disparado hacia un lado ante una improvisada frenada del conductor del automovil.
Traté de incorporarme a duras penas tratando de arreglarme la ropa. La puerta del carro se abrió.
- Está usted bien señorita. Disculpe yo….no sabía que usted… - Era el chofer del taxi que se disculpaba muy asustado.
Yo estaba tan desconcertado como el conductor que no sabía que decir creo que la angustia disminuía la vergüenza de estar allí en ese lugar y en esa situación.
- Llamó el señor Dosantos. Preguntando por el señor Joao y entonces me di cuenta de mi error. Perdone usted. Si Don franco se entera de esto … ohh no quiero ni imaginármelo.
- Franco lo entenderá no se preocupe usted .. por lo menos me salvó del bochorno y eso esta bien.
Joao se incorporó dirijiéndose a nosotros en forma amenazante.
-Aquí yo doy las órdenes. Decía el portugués casi apenas sosteniéndose en pie. Y acercándose a mí.
Retrocedí unos pasos hacia atrás y el tipo se fue de bruces al suelo.
En ese momento llegó el otro ejecutivo al lugar logrando calmarlo.
-Disculpe señorita Alejandra. Joao se pierde cuando bebe. De verdad siento mucho lo sucedido. ¿esá usted bien?
-Sí, estoy bien. Creo que también fue mi culpa nunca debí aceptar la invitación.- Lo decía muy acongojado frente a aquella bochornosa escena de la cual era yo protagonista.
- ¿Quiere que la llevemos a su departamento?
- Por ahora prefiero estar lejos de ustedes. Pero no se preocupe usted.
- Pero también me preocupa lo que dirá el señor Polic. Por lo sucedido.- Decía Dosantos - El es una persona muy rescto y delicado en asuntos como estos.
- Eso lo veremos después.
Levanté mi mano para detener un taxi que se aproximaba. – Eso lo discutiremos mañana. Cuando el señor Joao este en buenas condiciones.
Una vez en mi habitación ya bañado vine a reaccionar por lo que había pasado. Estuve a punto de ser violado o violada me dije y rompí en llanto como una verdadera mujercita. Aun no me calmaba del todo cuando sonó mi teléfono movil. Era Franco que me llamaba.

CONTINUARA

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 20

ME CASÉ CON ÉL Y ME QUEDE A VIVIR EN TIERRAS SANTAS..FORMANDO UNA FAMILIA FELIZ

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 19


EL EMIR FUE UNA ANGEL EN TODO SENTIDO...ME SENTI FELIZ DE SER AHORA UNA MUJER.

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 18


AL FIN APARECIO UNA AYUDA DIVINA..FUE COMO UN ANGEL PARA MI

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 17

PERO NO ERA FACIL.. LA VIDA ALLA ES MUY CRUEL PARA LOS INDOCUMENTADOS

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 16

DECIDI VOLVER A MI PAIS Y CONSEGUÍ ROPAS DE UNA MUJER DE OCCIDENTE

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 15

UN MUCHACHO  DE COLOR ME RECOGIO DEL CORRAL  EN DONDE ESTABA SEMI INCONCIENTE

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 14

BAÑARM,E EN EL RIO JORDAN PROVOCÓ UNOS ESCALOFRIOS EN MI CUERPO Y UNAS EXTRAÑAS CONVULSIONES...EL BAÑO HABÍA HECHO UN EFECTO POSITIVO PARA SALVAR MI ALMA

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 13

COMENCÉ CON LA PRIMERA PARTE DE MI SANACIÓN EN TIERRAS SANTAS..BAÑARME EN RIO SANTO

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 12


DESEPERADO LLEGUÉ A COMETER MUCHAS LOCURAS

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 11


ME QUITE LOS HABITOS DE MONJA PARA DIZFRAZARME DE UNA MUJER DE ESE PAIS

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 10

DE EJECUTIVO A UNA MONJA REBELDE PARTE 9

EL CAPITAN NO QUERIA SEPARSE DE MI DIJO QUE ESE HABIA SIDO EL MEJOR VIAJE DE SU VIDA..NUNCA LE CONFESÉ QUIEN ERA YO EN REALIDAD.

FANTASIAS TG 242 CONQUISTÉ AL HOMBRE QUE ME QUITÓ A MI MUJER

Scooby Doo Fred en el cuerpo de Daphne


Body Swap 3


Escena de cambio de cuerpo


lunes, 29 de septiembre de 2014

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 22



Franco sabe algo más.


Al llegar a mi trabajo me encontré con la sorpresa de que Franco se ausentaría por unos días a raiz de un viaje urgente de negocios fuera del país. El negocio financiero bancario solo era uno de los tantos rubros comerciales de su familia en los cuales tenían inversiones. Franco parecía ser el principal puntal para conducir los destinos financieros de la familia Polic. Para mí, su ausencia en las oficinas, era un respiro para no tener que mirarle a los ojos, luego de lo que había sucedido la noche anterior. Una vez mas mi cuerpo de mujer, en el cual ahora deambulaba por la vida exitosamente, me conducía a comportarme inevitablemente de una manera de la cual posteriormente me arrepentía. No podía entenderme a mi mismo las actitudes que ahora tenía para desenvolverme en esta maravilla de anatomía en la cual misteriosamente habitaba. El haberme dejado besar por Franco y sobre todo haberle correspondido gustosamente aquel beso. Era lo mas mínimo que había hecho, morbosamente hablando, desde que me había convertido misteriosamente en una mujer.
Estaba asustado, Franco parecía gustarme de verdad. Lo admiraba lo encontraba atractivo, y eso era algo que no me había sucedido desde estos 3 meses que llevaba viviendo como mujer. El definitivamente construía mágicamente un mundo nuevo para mí, un mundo que me agradaba y que se ajustaba de una manera casi idílica a mi nueva vida. El ser mujer a su lado hacía que el proceso fuera mucho mas fácil y natural. Ahora que él, recién se ausentaba; ya comenzaba a extrañarlo en forma semejante a como una adolescente enamorada extrañaría a su novio que faltaba a clases en un día de colegio. Ya no sabía que era lo que verdaderamente me interesaba más si tenerlo cerca o tenerlo lejos.
La secretaria que me habían asignado en este importante cargo, ingresó a mi oficina. Era una belleza de mujer, si yo estuviera en mi cuerpo de hombre de seguro que el morbo me carcomería sin piedad. Pero no sentía nada de esos deseos libidinosos de macho caliente. Sólo sentía por ella la admiración que siente una mujer por la belleza de otra mujer al menos era eso lo que creía entender en esos instantes o era lo que mi cuerpo de hembra me hacía sentir al contemplar a un ser que ahora era de mi mismo sexo.
- Señorita Alejandra, como ya sabe soy Paula, su secretaria. Don Franco ya me entregó todas las instrucciones habidas y por haber con respecto a las funciones que desempeñaré como su asistente. Ahora espero las suyas.
- Mucho gusto Paula.. bueno ya sabía que serías mi secretaria cuando nos presentaron ayer. Puedes decirme ALejandr……a. no hay para que ser tan formales.
- Esta bien..siempre y cuando Don Franco este de acuerdo.
- Para empezar este será nuestro plan de trabajo….
Estábamos planificando con Paula cuando nos interrumpió el llamado telefónico de mi celular.
Pude ver el nombre de Franco el la pantalla. Con cierto grado de nerviosismo le contesté.
. Hola Franco.
-Alejandra siento dejarte sola al comenzar este trabajo. Pero estoy seguro que no habrá inconvenientes. Eres una persona muy capaz y yo confío que te desenvolverás exitosamente en esto. Además Paula es una excelente secretaria, ella es mucho mas que una cara bonita. Es como tú, una belleza con inteligencia.
Esas palabras me incomodaron un poco al ver que tenía razón. Sentí un poco de celos al imaginar que quizás él y Paula habían tenido sexo. Ella era demasiado linda y él era el jefe y heredero de todo este imperio comercial. Sería fácil satisfacer sus caprichos de macho ganador. Ese tipo de macho que yo nunca fui antes de que me sucediera esta extraña metamorfosis.
- Si Franco, descuida, se como debe funcionar esto.
- Ante cualquier duda solo llámame… aunque a la noche te llamaré para saber como estuvo el día. Cuídate mucho. Recuerda que eres importante para mí.
- Si claro…tu también cuidate
No podía hablar demasiado debido a la presencia de Paula. Sentía ganas de decirle que lo extrañaba que necesitaba tenerlo a mi lado que era mi apoyo necesario en esta nueva vida que era para mí como un príncipe azul de cuentos. Pero reaccionaba y me decía a mi mismo como podía imaginarme ese tipo de locuras . Me sentía como un idiota lunático. Aunque quizás no estaba loco por reaccionar de tal manera. Después de todo habitaba un cuerpo de mujer y de una u otra manera era lógico que respondiera así.
- Alejandra, cuando regrese quiero explicarte algunas cosas y espero que me comprendas.
- ¿Qué cosas dices?
- -Ahora debo colgar debo averiguar mas sobre este asunto cuando tenga mas conocimientos lo aclararemos, Adiós.
- Espera Franco, no entiendo,
- Imagínatelo tú. Piensa en lo que te ha sucedido en este último tiempo y hazte una idea a que me estoy refiriendo.
- Franco……..
No hubo más respuesta y solo se escuchó el sonido desconectado de su teléfono.
Franco parecía ser la persona que tenía la respuesta a mi Metamorfosis de Hombre a Mujer. Eso me hacía esperar con más ansias de que llegara el momento de hablar con él. Si bien era cierto ya estaba acostumbrado a ser quien ahora era. Sentía que tenía el derecho a saber y comprender porque estaba en esta especie de dimensión alternativa en que en vez de ser el hombre que antes era me había convertido en esta hermosa mujer que tantos dividendos le otorgaba a mi nueva forma de vivir.
-Alejandra- me interrumpió Paula- Tienes reunión con los ejecutivos portugueses que quieren invertir en Chile y que pretenden manejar sus operaciones financieras a través de nuestro banco. Y avisan que están esperando afuera.
-Está bien. Que pasen- le sugerí mientras me miraba al espejo como corroborando que mi maquillaje estuviera correcto y dar la mejor impresión posible a los ejecutivos extranjeros que ya ingresaban a mi imponente oficina.
Los tipos quedaron encantados con la atención que se les brindó. Uno de los Portugueses no tuvo timidez para alabar mi belleza física y al igual que muchos ejecutivos reiteraban que yo era más que una cara bonita. y luego de hacer unas llamada a su país durante la misma mañana ya firmaban el contrato que los ligaría a nuestra empresa en el tema financiero.
Me invitaron a almorzar en donde me contaron detalles del tipo de trabajo que realizarían en nuestro país y que tenía relación con unas instalaciones de parques eólicos para producir energía eléctrica.
-Después la podríamos invitar al terreno mismo para que usted Alejandra conozca nuestro trabajo.
-Sí podría ser- le contesté- al tipo que me extendía la invitación. Aunque la verdad no me interesaba en lo más mínimo. Si había aceptado ir a almorzar con ellos, fue por cortesía, como una parte más de mi trabajo.
Aunque los ejecutivos eran agradables. Mi mente estaba puesta en Franco y esperaba con ansias el momento de que pudiéramos charlar y sobre todo ahora que parecía tener respuestas al enigma de mi Metamorfosis.
CONTINUARA

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 21



QUE ESTOY SINTIENDO.


El primer día en como había de suponer fui “presentado” a todo el personal sección por sección guiado o guiada siempre por Franco que me daba a conocer como la más importante adquisición para su empresa bancaria y de lo brillante que yo era, para el manejo de mercado en lo que a su negocio se refería.
Debía vestir como una ejecutiva. No tenía mucha ropa elegante de ese tipo. En el año que llevaba trabajado en la sucursal serenense, vestía el típico uniforme de ejecutiva bancaria que otorgaba la empresa. Ahora que pertenecía a la plana mayor de gerencia, Franco me había advertido que debía vestir de una forma diferente acorde a lo que mi nuevo cargo lo ameritaba, en las principales oficinas capitalinas.
En mi primera jornada laboral,luego de las presentaciones de rigor el mismo Franco, me llevó a las mas importantes tiendas del Barrio alto para que escogiera y me probara las tenidas que yo eligiera. Mientras él, sin dudar, pasaba sus tarjetas Red Bank, ya que él decía; estaban a mi disposición, que eso también era parte de los privilegios mi nuevo contrato.
Una vez que había terminado de elegir unas 10 finas tenidas de ejecutiva Franco se detuvo con la mirada fija en un conjunto de ropa interior de color negro. Luego dirigió sus ojos hacia mi figura y sin dudarlo le dijo a la vendedora.
- La señorita quiere esto también- Mientras señalaba al coqueto y elegante conjunto.
- Franco- le dije avergonzado. Nunca me hubiese imaginado estar en la situación de que otro hombre me regalara lencería femenina. Pero que mas daba Yo ahora era una mujer y que al parecer atraía en demasía a ese importante hombre de negocios heredero de una de las más importantes fortunas de mi país- ¿No crees que esto es demasiado?
- No lo es para mi. Nada es demasiado tratándose de ti.- Me dijo con una mirada seductora y susurrándomelo al oído.
Dichas palabras me hicieron estremecer. Una vez más sentía esas vibraciones en mi cuerpo de mujer de la cuales no acostumbraba aún a tener que convivir con ellas; como despertando un deseo incontenible en mi ser. Eso que Franco solía provocar en mí y que yo no calzaba entender. Me decía a mi mismo que no podía ni debía sentir ese tipo de cosas porque quizás tarde o temprano volvería a mi cuerpo de hombre y seguiría mi vida normal como la había llevado por más de 24 años como un tipo de bajo perfil aunque profesional pero no con el éxito laboral que mi nuevo cuerpo de mujer con el cual ahora deambulaba me había dado.
Observé a la vendedora como minuciosamente envolvía la ropita intima elegida para mí luego de habérmela enseñado sobre el mostrador. Mientras, trataba de evitar los ojos encendidos de Franco que según mi experiencia de hombre de seguro se imaginaba como me lucirían puestas en este magnifico cuerpo que ahora por alguna razón misteriosa, yo poseía.
Mientras Franco terminaba de finiquitar la compra, yo trataba de evitar las miradas de todos los que se encontraban allí, que para fortuna por ser una tienda exclusiva, éramos pocos los clientes que estábamos en aquel lugar. Respiré con alivio cuando al fin abandonamos la tienda comercial.
Franco me acompañó hasta la entrada del edificio en que estaba el departamento que la empresa había alquilado para mí.
-¿Quieres que te acompañe para ayudarte con las bolsas de las compras? -Me había dicho.
-No, gracias. No quiero que te tomes tantas molestias. Ya me has hecho suficientes atenciones y no quiero parecer una aprovechada.
La verdad creía sentirme así. Me hacía sentir como la típica arpía trepadora que se estaba aprovechando de sus encantos de mujer que ni siquiera sabía de donde los había obtenido para abrirme camino con una facilidad inexplicable en mi prometedora carrera profesional.
Cuando pasaba cargada de paquetes por la conserjería de mi departamento un par de bolsas se me cayeron al suelo. La poca fuerza que tenía ahora, más la no costumbre de llevar cartera me hacían sentir torpe en cada uno de mis movimientos incomodos con la carga que llevaba a cuestas.
Me agache a recoger las bolsas. El conserje ya había corrido para prestarme ayuda. Mientras el también se arrodillaba en el piso para colaborarme, pude darme cuenta como su mirada se dirigía, aunque creo que en forma espontánea, hacia entre mis piernas. En la posición en que me encontraba seguro debería estar enseñándole mucho más que las piernas. Tantos años en mi cuerpo de hombre aun no me acostumbraba a agacharme como una señorita. Las junte rápidamente mientras sentí que Don Manuel se había dado cuenta de la vergüenza que me había hecho sentir. Aunque debo confesar que más bien sentí un deleite de saber que provocaba morbo entre los hombres.
Una vez sola en mi habitación me desnudé para irme a la ducha. Me contemplaba en el espejo como de costumbre aun no pudiendo asimilar que estas cosas estuviesen sucediendo . Me costaba creer que aquella preciosidad reflejada en el espejo, fuera yo. Que esta belleza de mujer que enfundaba mi ser, pudiera estar consiguiendo tantas cosas en un lapsus de tiempo tan breve. Llevaba algo menos de dos meses y ya estaba instalado en el holding de las empresas bancarias más importantes del país.
Dirigí mi mirada hacia las bolsas de las compras que yacían sobre la cama y me despertó la curiosidad de probármelas. Esto era lo que más me encantaba de ser mujer. El tener la fortuna de usar todas esas prendas que hacían lucir a las mujeres de una forma tal que despertaba el morbo en nosotros los hombres. Pero que tonteras se me ocurrían, hacía rato que yo ya había dejado de serlo. Ahora era legalmente una mujer. Y no tan solo legalmente, si no también lo era biológicamente, porque era capaz hasta de menstruar y precisamente eso era lo más desagradable que debía asumir después de aquella extraña metamorfosis.
Tomé la elegante bolsita que contenía la fina ropa interior que Franco había escogido para mí y sentí el morbo de palparla en mi piel. Aun no lograba superar aquello. Cada vez que me contemplaba en el espejo como lo hacía ahora con aquellas coquetas y diminutas prendas íntimas sentía un morbo doble. Era como si estuviera en mi cuerpo de hombre y contemplara a una mujer semidesnuda despertándome el líbido masculino. Pero lo único que sentía era ese cosquilleo en mi sexo que ahora era una vajina, que se humedecía al igual que con las miradas penetrantes de Franco.
Deslicé mis dedos por entre el pequeño calzoncito y palpé los cortitos vellos púbicos que debían decorar maravillosamente mi ahora zona intima de mujer. Las ganas de sentir algo más placentero se acrecentaron y un dedo exploró el interior de la rajita que se calentaba en la humedad candente de mis fetiches. Lancé un gemido de placer al sentir ese gustito exquisito mucho más agradable al que disfrutaba al masturbarme como hombre. Al contemplarme en el espejo y ver mi anatomía de mujer hacía que todo fuera mucho pero mucho más excitante.
El sonido del timbre de mi puerta interrumpió ese mágico momento de morbosidad en el cual me había compenetrado plácidamente entregándome a los bajos instintos de la masturbación femenina.
Me puse la bata q rápidamente cubriéndome la tenidita de regalo y ví por el visor de la puerta a Franco.
-Franco ¿Qué haces tu aquí?- Le dije una vez abierto la puerta.
Estiró su mano que contenía mi teléfono celular.
-Se te quedó esto.
-Gracias_ le dije.
-¿Estás bien. Tienes el rostro colorado?. Estas como agitada.
-No, estoy bien. Creo que me duche con agua caliente. Eso me hizo ponerme así.
-Está bien. Está bien. No quiero incomodarte, Alejandrita- Dijo sonriendo, como si estuviese adivinando el causal de mi estado.
Para demostrarle que todo estaba bien y que no pensara cosas morbosas de mi le invité a pasar. El aceptó feliz.

Me miró de los pies a la cabeza y pude imaginarme que el quería adivinar si yo traía puesto el conjunto que me había regalado.
-Estás muy pero muy linda. Me gusta como luces en la intimidad.
Volví a sentir ese cosquilleo en todo mi ser. Franco era diferente al menos para mi lo era. Fácilmente podía crear en mi, sensaciones indescriptibles que yo, en este cuerpo de mujer no podía evitar, ni mucho menos llegar a entender en plenitud lo que lograba seducirme. Era presa fácil y sabía bien que no era por una reacción de hormonas locas que se revolucionaban como era costumbre en las mujeres ante los roces con un hombre atractivo. Aquí había algo más intenso quizás hasta misterioso. Pero me gustaba. Me gustaba este nuevo misterio que me hacía presa de un algo que era nuevo; así como lo era también, esta nueva vida de mujer después de mi inexplicable metamorfosis.
-No sé que ofrecerte para beber- le dije tratando de hacer distendido el ambiente y evitar que por mi mente afloraran todas esas ideas morbosas . Las mismas que quizás también invadían la mente de él. Eso era precisamente lo que más me incomoda.
El se puso de pie y se dirigió aun frigo bar que yo jamás me había dado cuenta que existía.
- Aquí tienes licor sour, wisky, ron, y muchos otros. Pero por hoy yo paso- me dijo abriendo la puerta del contenedor.
- Yo también- Le dije- Pero te ofrezco un té.
- Esta bien. No soy adicto el té, pero si es por disfrutarlo en tu ompañía lo acepto.
Una vez que nos sentamos a beber el cálido brebaje. Noté que él no podía evitar contemplarme las piernas que aparecían por entre la bata abierta que ocultaban su regalo.
-Un taxi estará dispuesto para ti por hasta que te compres un automovil.
-No creo que sea capaz de conducir aquí en la capital.- Le dije.
-Lo harás, pero si prefieres seguir ocupando taxi lo entenderé. Prefiero que sea así antes que te suceda algo. Me moriría si te pasara algo malo.
-Franco.¿Por qué me dices todas estas cosas?
-¿No te has dado cuenta?
No sabía que decir su mirada, su voz todo me cautivaba. Al estar a su lado al hablar con él, era como si yo toda la vida hubiese sido mujer . Con él se borraba completamente mi pasado varonil. Me hacía sentir una mujer en toda mis dimensión y esto iba más allá del placer si no de la conciencia y seguridad misma en mi interior.
Me tomó de la mano y yo como hipnotizado le seguí hacia el ventanal del edificio y vi como las luces de la capital al caer la noche se encendían saludando a este mágico momento que estaba viviendo.
-Alejandra- me dijo mirándome con esa mirada penetrante y seductora.
-Franco, yo… no sé que decir.
Sentí sus manos rodear mi cintura a tiempo que sus labios se apoderaban de los míos. Fue un momento de magia de mariposas de pájaros de hadas, una poesía escrita con sus labios que derrotaban cada impedimento de evitar que mis sentimientos varoniles quisieran permanecer aun en mi ser. De verdad, estaba sintiéndome toda una mujer enamorada. Sus labios amasaban hábilmente los míos mientras su lengua saludaba con delicadeza la mía en un va y ven glorioso lleno de un ritmo romántico en que parecía escucharse una música natural que brindaba ese concierto de dulzura que espontáneamente nos regalábamos el uno al otro.
Cuando el beso concluyó. Ambos quedamos en estado de un shock inexplicable. No supimos decir nada. Si pude notar la erección descomunal de Franco que muy incómodamente trataba de disimular el momento que estaba viviendo. Yo por mi parte estaba en la misma situación, sentía como unos fluidos incontrolables emanaban de mi mojada conchita. Parecía difícil de entender como un simple beso nos podía causar todo ese tipo de sensaciones. Por mi parte esto que estaba sintiendo era algo más intenso que la excitación que estaba viviendo.
Al fin Franco habló.
-Es mejor que me vaya.
Sentí miedo quizás todo lo que acaba de ocurrir echaría a perder todo lo cimentado hasta ahora. Franco podría pensar que era una “patudez” de mi parte dejar besarme de esa forma y podría desistir de que yo fuera su asistente a raíz del tímido desliz que acaba de ocurrir.
Cuando abandonó el departamento me dejé caer en la cama.Debo confesar que fue casi imposible conciliar el sueño hasta bastante horas entrada la madrugada. Ni siquiera llamé a mis padres para evitar contarles sobre los pormenores de mi trabajo. Después de todo no sabía, ¿Cómo sería la reacción de Franco al día siguiente?

Continuará

FANTASIAS TG 241 QUERIA SER SOCIO DEL CLUB DE GOLF

FANTASIAS TG 240 CASADA CON LA MAFIA

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 20



CONOCIENDO A FRANCO


Luego del incidente en el restaurante, entre Franco y su exnovia, lo noté bastante nervioso. Su voz sonaba relativamente diferente, incluso lo vi beberse los tragos de una forma mucho más impulsiva. Era obvio que la situación le incomodaba. Pues cuando intentaba tocarle el tema, sobre cual era su situación real con Priscilla el me respondía con ciertas evasivas desviando la conversación hacia otros ámbitos. Sus ojos se desviaban de mi rada que intentaba leer e ellos la situación que lo aquejaba.
La cena continuó un tanto tensa mientras nuestra plática sólo se refería hacia materias laborales. Lo que también me favorecía a mí a quien tampoco me gustaba hablar de mi vida privada y mucho menos de mi pasado.
¿Cómo podría hacer el ridículo de contarle a Franco sobre quien era yo realmente? Tener que confesarle que esta preciosidad de cuerpo femenino que yo habitaba era solo gracias a algún hechizo cósmico o quien sabe a que cosa misteriosa más. Decirle que había amanecido sin saber como ni porque, convertido en esta bellísima mujer. Tenía yo, muy bien claro, que de mi pasado no podía hablar mucho. ¿De que pasado más podría hablarle si Alejandra Albanez solo existía para mí desde hacía un mes aunque todo el mundo pensará lo contrario? Toda mi vida anterior a ese mes que llevaba deambulando en este cuerpo, era aunque fuese difícil de creer, era el de un hombre.
Pensaría que yo era una loca de remate si le narraba toda esa verdad. Esa verdad que aunque hubiese alterado toda mi humanidad, me estaba favoreciendo positivamente en todo los sentidos a la vida que llevaba. Me abría las puertas ofreciéndome la posibilidad de lograr muchos éxitos profesionalmente y eso lo estaba disfrutando en todo lo que podía.
Al estar allí en aquel sitio elegante y cenado con un tipo poderoso e inteligente el cual creía en mi s habilidades profesionales y sentir las miradas de los demás clientes del lugar que bien sabía yo, admiraban mis formas físicas hacían incrementar esa seguridad que habia surgido junto a este cambio físico genérico que tantos dividendos me estaba otorgando.
Franco me preguntó.- ¿Te sientes linda?
¿Qué podía responderle? La verdad. Porque si, era cierto yo me encontraba linda. Si hace un mes atrás siendo hombre me hubiese topado en la calle o en cualquier otro lugar con una mujer con esta misma apariencia que ahora poseía, de seguro me hubiese dado vueltas para continuar mirándola hasta que desapareciese de mi alcance.
-No me has respondido Alejandra.
-¿Usted como me encuentra? - Me arrepentí de haberle preguntado eso. Consideré que era una pregunta demasiado atrevida como para hacérsela a al hombre que sería mi jefe
- Evitémonos las formalidades, tratémonos de tú a tú. Y en cuanto a tu pregunta, te la respondo si tu me respondes la que te hice- Me tomó las manos apretándomelas suavemente. Fue la primera vez que sonrió luego del incidente con su ex novia.
Creí que era mejor seguir el juego, ya que presumí que sería bueno para relajar el tenso ambiente que se había generado. Ese ambiente que ahora se estaba distendiendo gratamente y que al menos a mí me hacía sentir muy bien.
-Bueno- le dije- La respondo, si tú también me respondes, si te consideras un tipo “guapo”.
- Mira tú, ¿Quieres jugar al juego de la preguntas? Me parece bien. Empieza tú- Dijo mientras volvía a lanzar esa sonrisa retorcida que me hacía sentir esas cosas que no quería sentir pero que en este cuerpo de mujer no podía evitar. Sin duda en este tiempo había aprendido a conocer las debilidades de las mujeres y como conocía a la perfección la de los hombres (yo lo era) de aquí a algún tiempo podría convertirme en un almanaque en las artes de la seducción
-La verdad es que si creo que soy linda. ¿Tu que opinas?
-Si, tienes razón, y creo que no soy el único que opina tal cosa. En la presentación que hiciste en la Serena fue una opinión generalizada según supe. Dejaste encandilados a los tipos que asistieron a dicha presentación.
- ¿A sí? ¿Qué dijeron?- dije tratando como de coquetearle.
-Que eras una mezcla de belleza en inteligencia. Y tienen toda la razón.
-¿Entonces esa presentación fue la que me abrió puertas?
-Una de esas. Quizás hay otras cosas más que nos esta acercando.
-¿Qué quieres decir con sólo una de esas?
Franco desvió la mirada, como evadiendo la pregunta.
-¿Tu me consideras un tipo bien parecido?- me preguntó.
Tuve que situarme en el lugar de la mujer que era ahora y cuyo esfuerzo no me costaba nada el tener que asimilarlo para poder responderle con sinceridad. El verlo así que aunque vestía sport su ropa de marca y su perfume de calidad y ese semblante varonil con su forma de actuar suave y delicado pero de macho seductor, hacía que a este cuerpo de mujer, se le revolucionaran las hormonas
-Si, considero que eres un tipo muy atractivo y creo no ser solo yo quien opina de esto. ¿ Y tu te encuentras atractivo?.
-Si fuera mujer, creo que si, me gustaría- dijo riéndose.
-Si yo fuera hombre, también me gustaría. Eso lo dije con toda la sinceridad del mundo.
-Entonces brindemos por esas personas de la cual se hubiesen enamorado de nuestras apariencias o sea nosotros mismos con el genero sexual distinto.- Esto lo dijo con una seriedad que mas que eso desprendía una sinceridad absoluta.
-Si brindemos por ellos- le respondí mientras entrelazabamos nuestra copas de vino.
-Bueno, más bien por nosotros- Me dijo. Y nos llevamos nuestras copas a nuestros respectivos labios. Luego añadió- Eso quiere decir que estamos conformes de quienes somos físicamente. Eso es excelente para toda nuestra auto estima.
-Tienes razón- Le respondí.
Franco parecía conocerme demasiado. Era como si supiera todo el secreto que yo ocultaba y que temía de que alguien de “mala leche” se enterará y talvez de ello pudiese hacerme daño y mas ahora que estaba convertido físicamente en una mujer bella pero a la vez con toda esa debilidad que conlleva al mal denominado “sexo débil”.
CONTINUARÁ.

FANTASIAS TG 239 CAMBIO DE CUERPO. LE CONVIRTIERON EN MUJER Y QUIERE QUE LE ACONSEJEN.

Pregunta


PREGUNTAS PARA HOMBRES Y MUJERES...¿COMO CREEN QUE HUBIESEN SIDO SI HUIERAN NACIDO EN EL SEXO OPUESTO?..POR FAVOR ESCRIBAN LO Q USTEDES SE IMAGINAN

FANTASIAS TG 238 Cambio de cuerpo... con mi compañera de curso.

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 19



MI CITA CON FRANCO.

Franco se retrasó un poco en ir a recogerme al departamento situación que agradecí porque eso me dio tiempo para arreglarme y verme lo mas linda posible para la ocasión. Desde mi perspectiva de hombre sabía muy bien como maquillar y arreglar para hacer lucir hermosa a este cuerpo que ahora habitaba, era una tarea demasiado sencilla y simple. Si hasta cuando me levantaba de la cama por la mañana con el cabello desordenado y el rostro soñoliento al mirarme al espejo, aun así podía contemplar un bello rostro derramando esa sensualidad que nunca había dejado de admirar en las mujeres y que ahora felizmente podía ser yo quien transmitiera esa cuota de encanto de la cual me sentía realizado de poseer en mi persona.
Me puse un vestido un poco mas elegante, de color celeste que me llegaba mas arriba de la rodilla. Me miré en el espejo para revisarme como lucía mi redondo trasero en el espejo mientras acariciaba mis nalgas tocando y palpando mi ropa interior blanca, por sobre el traje que llevaba puesta en aquella ocasión. Los zapatos de taco alto hacían que mi cola resaltara mas aun, luciendo firme y vigorosa. No me puse medias de nylon siempre las había detestado y porque el calor del verano arremetía con fuerza aun cuando la noche ya comenzaba.
Cuando bajábamos por el ascensor una niña de unos 12 años me saludó preguntándome si era nueva en el edificio, se llamaba Paulina. Luego me dijo lo linda que lucía y que cuando fuera grande le gustaría ser como yo. Franco sonreía ante cada pregunta que me hacía la chiquilla. Cuando el se alejó hacia el mesón de entrada del edificio en que se encontraba Manuel el conserje, le pregunté a Paulina.
- Dime la verdad ¿Se me notan los calzones?
- Según mis hermanas mayores dicen que esa es la idea. Oye tu pololo es lindo.
- No, él no es mi pololo.
- Pero si es lindo. ¿verdad?
No supe que responder, pero creo que Paulina tenía razón Franco era el hombre que cualquier mujer desearía; alto atlético, bello, profesional, rico e inteligente. Una copia del hombre del cual se podría llamar perfecto. ¿Es que acaso los hombres así verdaderamente existían? Al parecer si, y yo me había topado de frente con uno de ellos.
La niña comentó.
-Tu y el harían linda pareja.
Me agache hacia ella para preguntarle casi al oido al ver que Franco se acercaba.
-¿Por que piensas que el y yo somos afines?
- No lo sé, solo lo veo así.
Franco interrumpió el dialogo.
- ¿Haber de que hablan estas lindas señoritas?
- Cosas de mujeres- Le respondí. ¿No es así amiga?
- Correcto- dijo la niña, como feliz de haberse ganado mi confianza.
Una vez más me sentía dando otro paso agigantado hacia la aceptación de que ya estaba asumiendo de un modo natural que era una mujer en toda mi dimensión. Sin lugar a dudas me sentía plenamente una mujer.
Me despedí de la niña más inquieto aun mientras Franco se acercaba para acompañarme hacia su automovil.
Llegamos a un restaurante bastante elegante ubicado en el barrio alto de la capital. El desplegó en todo momento sus actitudes de un auténtico caballero, cumpliendo su rol de protección hacia mí. Me llevó “tomada” de la cintura hacia la mesa reservada con anticipación, mientras un mozo que al parecer conocía muy bien nos indicaba el lugar de la reserva. Franco me acomodó la silla para que me sentara; luego el busco la suya para ubicarse frente a mi a tiempo que el mozo nos entregaba “la carta con el menú”. En un año trabajando como ejecutivo bancario había aprendido a conocer una variedad de “menúes” propios de los restaurantes elegantes a los que a partir de ahora comenzaría a frecuentar.
Degustamos la cena mientras platicábamos. Evitaba hablar sobre mi niñez y curiosamente el tampoco se refería a la suya. Me preguntó por mi novio y tuve que confesarle que mi relación con Jaime estaba bastante deteriorada sobre todo cuanto le comuniqué que me iría a la capital a asumir este importante cargo que me habían ofrecido y en el cual mi carrera se proyectaría en una forma meteórica la cual me permitiría realizarme profesionalmente.
El me escuchaba atentamente y no podía dejar de mirarle esos tremendos ojos verdes que me observaban con una ternura que yo en mi vida había sentido desde los ojos de un hombre. ¿ Pero que locuras me estaba imaginando? ¿Cómo podía yo estar pensando ese tipo de cosas? ¿Cómo podía estar difariando de ese modo por la mirada de un hombre? Lo cierto que el brillo de su pupilas me hacían sentir de algún modo cosas que yo sabía que se podían sentir y en esta piel de mujer era bastante extraña la forma de palparlas. El mozo volvió a interrumpirnos al ofrecernos el aperitivo. Tomé aquel sour de un dos por tres no sé si para calmar mi ansiedad y nervios o fue por la fuerza de costumbre sin pensar que ya no habitaba mi antiguo cuerpo varonil. El asunto es que aquel licor me anduvo mareando con bastante rapidez. Eso ya lo había experimentado sabía que esto me ocurría desde que estaba este maravilloso cuerpo de mujer. Por lo tanto debería ser mas precavido, no debía dar una mala imagen a aquel hombre que me estaba pavimentando el camino a mi carrera profesional.
Aún no comenzábamos a cenar cuando una mujer bastante atractiva se acercó a nuestra mesa y le habló con un tono bastante duro a Franco como demostrando que había un cierto grado de confianza entre ambos.
-Así que por esta “huevona” me dejaste desgraciado e infeliz- Le dijo en un tono bajo. Era una mujer distinguida por su manera de vestir, a pesar que su vocabulario hechara por tierra su apariencia pero como decimos aquí en chile por lo menos tenía “la cara de cuica”.
-Priscila, no quiero escandalos aquí por favor- Le dijo Franco poniendose de pie para enfrentarla.
Yo por mi parte permanecí sentado solo expectante a lo que sucedía y con unos nervios que me carcomían en ese instante de apremio al que me veía sujeto.
Ella me encaró a mí.
-Dime bonita, ¿De dónde saliste? Tienes una cara de trepadora que ni te la puedes,
-No la insultes. Ella es Ingeniera comercial y trabajará conmigo- Le contestó Franco tratando de defenderme.
-Franco Polic. Te desconozco. Desde cuando te estás fijando en chulas con cartón universitario.
Franco la tomó de un brazo y la sacó del lugar. La mujer miró hacia su alrededor y no opuso resistencia. En ese momento creo que mas de alguien se estaba dando cuenta de la situación y esto me puso más nervioso y de pura ansiedad sentí unas ganas enormes de ir a orinar.
Franco volvió enseguida y le indiqué que quería ir al sanitario. El me tranquilizó por la situación vivida y me indicó el camino hacia el wc. Aún así lo noté molesto por lo que había tenido que enfrentar.
Entré al servicio sanitario de damas era un lugar muy elegante y amplio distinto a los lugares de ese tipo a los que yo había asistido. Ingresé a una de las casetas sanitarias; me baje mis calzoncitos y me senté comodamente en el sanitario.
Dos tipas acababan de entrar. Sólo escuchaba sus voces detrás de la puerta .Una le dijo a la otra.
-¿Te diste cuenta del escandalo que quizo armarle Priscila a Franco?
.Si. Creo que ella no soporta la idea de que el la haya dejado.
-¿Y quien es la tipa que lo acompaña?
.No la conozco. Es muy bonita, pero se nota que no es de alcurnia.
-Creo que a Franco le incomodó la situación en que se vio envuelto.
-Una persona conocida como él es ovbio que no pasa deparcebido y a su familia no le gustan los escandalos.
.Con los que se ha visto envuelto su hermano es suficiente para ellos.
Franco no es de los que tienen fama de mujeriego. El es de bajo perfil era ovbio que la relación con Priscila no iba a resultar.
Ambas mujeres se retiraron del lugar, y no alcancé a escuchar lo que siguieron platicando a cerca de aquel hombre que comenzaba a interesarme .
Franco sin duda era el hombre ideal que cualquier mujer querría para que fuera su esposo, y eso era lo que le molestaba a su exnovia que seguramente pensaba que yo era la causa del término de aquella relación. Por lo que habían platicado aquellas dos mujeres los Polic eran bastante conocidos, quizas por su poder economico o por su inportante apellido en las altas esferas de la capital chilena. Desde aquella transformación que cambiaría mi cuerpo por el de esta bellisima mujer la cual se reflejaba en el espejo al mirarlo, tambien estaba cambiando mi vida en lo social y quizas tambien en lo sentimental.

CONTINUARA

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER CAPITULO 18


MI NUEVA VIDA EN LA CAPITAL



Me encontraba sentado de copiloto junto a Franco quien atentamente había ido a esperarme al aeropuerto y me preguntaba detalles sobre mi viaje mientras yo le explicaba que era mi primera vez que viajaba en avión. . Veía como miraba mis hermosas piernas que asomaban por debajo del vestido que llevaba puesto en aquella tarde calurosa de verano, clima muy común en la capital a principios de febrero.
Desde el momento de haber amanecido misteriosamente convertido en una bellísima mujer aquella mañana del 21 de diciembre, sin saber como ni porque mi forma de actuar también se fue adaptando a esta nueva anatomía y casi sin darme cuenta comenzaba a sentirme y a gustarme el poder ser una mujer de verdad. El sentir la ropa interior femenina en mi piel me producía una sensación de bienestar que me excitaba de una forma diferente al que cuando era físicamente hombre. Era una situación muy difícil de entender y mucho más de poder explicar; lo que me producía el estar en una piel de mujer.
Al principio me costaba el acostumbrarme a usar faldas y vestidos cosa que fue cambiando con el transcurrir de los días y no me cansaba de contemplarme en el espejo y admirar lo preciosa que me veía vestido así tan femenina. También me sorprendía como se me había hecho habitual la habilidad de maquillarme con una destreza que ni siquiera yo entendía. Me gustaba verme y sentirme linda lo que me brindaba una seguridad en mi mismo que lo complementaba con los conocimientos adquiridos en mis años de universidad.
Si bien estaba nervioso por lo de mi estreno en mi forma de viajar, creo que también lo era por la nueva vida que se me venía en forma tan apresurada y tan abrupta. Este viaje había sido muy apresurado. Apenas si, había tenido tiempo de despedirme de mis compañeros de la sucursal del banco y de mi familia, iniciando un nuevo desafío en un puesto de gerencia al alero de Franco Polic, el hijo del dueño de toda una cadena de las empresas más importantes de este país. Sólo eso sabía de él, pero se había entusiasmado tanto en mi trabajo según el, que me convenció de irme a trabajar a la principal sede de su institución bancaria instalada en Santiago de Chile la capital de mi país, con una oferta de sueldo y garantías personales que era imposible negarse ante tamaño ofrecimiento.
Franco durante el trayecto aprovechaba de explicarme los detalles de lo que sería mi nuevo puesto de trabajo dentro de la empresa y de la cual era precisamente él prácticamente el principal jerarca, ya que su padre tenía otros negocios que atender.
Ahí me contó que tenía un hermano mayor que también estaba a cargo de ciertos negocios y que el estaba al mando del banco desde principios de este año solamente y que su experiencia no era muy buena en este tipo de negocios.
-Pero contigo creo que voy a respaldarme muy bien además esta Ambrosio el si tiene mucha experiencia en esto. Ambrosio lleva muchos años en el negocio es el segundo abordo después de mí- Me explicaba mientras conducía.
Cuando llegamos aun sector residencial de casas y edificios muy elegantes me indicó que ya estábamos cerca del apartamento que la compañía me había rentado.
Cuando nos detuvimos luego de ingresar a un estacionamiento de vehículos se acercó un conserje del edificio saludando con mucho respeto a Franco y a mí.
-Estas son las llaves del apartamento de la señorita. Esta en el piso 11. déjenme ayudarles con parte del equipaje- dijo el señor de nombre Manuel Era un tipo bajito, gordo y muy agradable.
Entre ambos me ayudaron con el equipaje mientras yo sostenía mi notebook, mi bolso de viaje y mi cartera. Subimos por el ascensor mientras el señor me indicaba las cosas con que contaba el edificio.
-Tiene piscina en el ultimo piso en realidad esta en la azotea- me indicó- y además un gimnasio. Que también esta en el primer piso junto con la sala de lavado.
Al ingresar a la que sería mi nueva morada casi se me sale un suspiro de admiración. El departamento que me habían alquilado estaba muy bien decorado femeninamente hablando, seguramente habían contratado a una especialista en el tema. Franco me pregunto si me gustaba el lugar.
- Esta super lindo- Y lo estaba. Ahora que estaba en ese lugar mas bien todo me parecía un sueño un sueño del que ahora no quería despertar jamás
Este apartamento, era demasiado pomposo para lo que yo estaba acostumbrado a conocer hasta ese momento. Tenía un dormitorio y un baño y medio, y reflejaba en un concepto ideal para mujeres solteras, según me explicaba Franco, mientras abría las cortinas. Si yo fuera una “mina pitúca” (niñita bien), entonces el sitio sería ideal para mí. Pude apreciar los colores, las texturas y el estilo, así como artículos de los muebles y las líneas de diseño creaban una sensación mas que elegante, también daban a los espacios compactos una sensación de amplitud, logrado a través de un fuerte énfasis en la transparencia y apertura en el diseño de los elementos individuales. Una escalera de caracol en el medio de la vivienda creaba una audaz declaración de espacio, al tiempo que mostraba un hermoso juego de luces.
Franco me hizo un ademán con la mano hacia la escalera antes mencionada para que subiera. Lo hice mientras una sensación de nerviosismo hacía que me temblaran un poco las piernas cuando creía sentir clavada su mirada en mis muslos al sentir sus pasos que me seguían al ir pisando los escalones en busca del segundo piso.
Me di la vuelta para mirar a Don Manuel que permanecía de pie abajo, creo que con su mirada clavada hacia mis piernas que desde el sitio en que él estaba situado debería tener un angulo muy privilegiado voyerísticamente hablando. y levantaba su brazo para despedirse.
- Señorita Alejandra , estoy a su disposición para lo que necesite. En el citó esta mi número de conserje.
- Gracias Don Manuel.
La planta superior estaba ocupada por el dormitorio, baño y vestidor, dando forma a un moderno cuento de hadas. Yo no paraba de sorprenderme. Franco me tomó de la mano y me condujo hacia al recamara. Quede sorprendido. Frente a la cama, la habitación se abría hacia abajo en la zona de comedor a través de cuatro ventanas sincronizadas, con una cortina.
-Esto es para cuando la discreción sea necesaria – dijo Franco con una sonrisa maliciosa. Momento en el cual volví a sentir ese cosquilleo que había comenzado a conocer desde que me había convertido en hembra al estar cerca de un hombre que me llamara la atención.
En el otro lado de la habitación, una ventana oval encerrada dentro de un nicho de asientos tapizados Chesterfield, creaba un efecto de tocador sensible y ofreciendo un enlace visual para el baño. La materialidad de la habitación se caracterizaba por los tejidos blandos: Una pila de espesor, la alfombra de terciopelo, cuero blanco, tapizado, una extensión diáfana y sin embargo, opulenta de la cortina, y el papel pintado con motivos de flores en la pared detrás de la cama, se compensaban y complementaban con muebles de dormitorio blancos.
- Esto es de verdad maravilloso para mí- me atreví a decirle mientras no paraba de sorprenderme al contemplar el lugar en que viviría.
El cuarto de baño contiguo estába rodeado por el gres porcelánico ejecutado en franjas horizontales, lo que generaba una sensación muy táctil. Un armario de baño con espejo de madera de roble blanqueado se extendía a lo largo de la habitación. Con sus puertas de espejo y múltiples compartimentos iluminados, se respiraba una sensación de abundancia el que ofrecía un generoso espacio de almacenamiento.
Resumidamente era un departamento tan grande y muy bien equipado. Nunca en mi vida había visto algo así. Estaba acostumbrado a vivir en una casa de villa de clase media la cual aun mis padres no terminaban de pagar el crédito hipotecario adquirido a 25 años plazo en un banco de la competencia. Me ponía super feliz el pensar que ahora ese era mi nuevo hogar y como un niño pequeño subía y bajaba revisando todo el lugar. Franco lanzo una sonrisa y dio vuelta la cara cuando me vio caer en la cama levantando mis piernas y agitándolas dando unos gritos de felicidad. Supuse también que en esas jugarretas infantiles que no podía evitar por la satisfacción que sentía le había enseñado toda mi intimidad. Creo que se sintió incomodo y me dejó solo aludiendo algún compromiso lo único que dijo era que este sería mi nuevo departamento, antes de que se fuese, me invito a salir yo por la emoción y sin pensar acepte me dijo que me diera un baño y que en unas 3 horas regresaría.
CONTINUARA....

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER FOTO 1

METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER Capitulo 17



Me gusta esto que me ha pasado.





Esa mañana llegué como de costumbre a la oficina, vistiendo ese traje de ejecutiva que me daba un aspecto de mujer seria y culta. Era de todos modos la imagen que me gustaba transmitir sobre todo en mi horario laboral. Había pasado ya casi un mes desde que había despertado aquella mañana convertida hasta ahora sin saber como ni porque convertida en una bellisima mujer; después de haber pasado 23 años de mi vida siendo un hombre.
Me había comenzado acostumbrar a ser y a comportarme como una “nenita”, ya poco y nada me costaba arreglarme y maquillarme gracias a la siempre incondicional ayuda de mi madre y de mi amiga Marcela. Ni siquiera ellas sabían de mi enigmático secreto. Sabía que era mejor guardar silencio con respecto a esta misteriosa transformación si les narraba lo que me había sucedido, pensarían que estaría “loca” de remate y quizás podría hasta terminar en un manicomio. Como casi nada de mi historial de vida en mis 23 años de existencia se había alterado excepto mi cambio de sexo y lo que ello conllevaba prácticamente todo seguía igual tal como se los narré en capítulos anteriores.
Me sentía super femenina y me agradaba sentirme así me daba una seguridad de la cual en mi anterior estado, siempre había carecido. Comenzaba a sentir que todo lo sucedido había sido después de todo una verdadera bendición divina y quedarme en este estado, parecía ser lo mejor para mí.
Rafael, mi amante, con el cual había estado engañando a mi novio Jaime; me había dejado de acosar en los últimos días, lo cual, me daba una cuota de mayor tranquilidad. No quería caer en el plano sucio de la traición, pensaba que si iba a tomar el papel de una mujer, lo mejor era comportarme como una respetable jovencita. Lo había evitado con mucho esfuerzo. No le contestaba sus llamadas ni los mensajes “hot” que me enviaba por “facebook” o por texto a mi celular. Si bien al principio había caído “rendida” a su brazos creo que lo había hecho por curiosidad para ir conociendo lo que se sentía estar en lugar de una mujer en aquellos momentos íntimos. Otro motivo también debe haber sido que aún no aprendía a controlar las hormonas femeninas que pululaban revolucionadas por este cuerpo en el cual yo ahora habitaba. Nunca supe controlarme ante la seducción de Rafael. El haber tenido sexo con él debo reconocer que había sido una experiencia demasiado excitante en mi nueva vida como mujer.
Jaime por su parte estaba también complicándome mi corta existencia femenina. El tener que cumplir el papel de su infiel novia era una tarea que se me complicaba bastante. Claramente no había forma tal de que yo estuviese “enamorada” de él. Aunque yo lo conocía desde toda mi vida, cuando ambos, éramos los amigos y compinches propios de la pubertad y adolescencia, en aquellos tiempos en los cuales yo aun habitaba en el cuerpo de un hombre. No sentía la comodidad suficiente como para encarar una vida de pareja junto a él aun siendo yo la mujer que era ahora. El tener que hacer el amor con él, era un asunto que también intentaba esquivar a duras penas. Si bien al momento de que me penetraba sexualmente para hacerme suya, me hacía gozar lo suficiente, más nunca me sentía cómodo en esa faceta de ser su mujer. En tanto que Rafael cada vez que me “culeaba” me hacía ver las estrellas con los orgasmos que me hacía conseguir ni siquiera como hombre yo había conseguido gozar tanto como lo hacía ahora envestido en esta piel de mujer.
En mi hogar las cosa eran más idénticas a la vida que llevaba anteriormente, ocupaba mi misma habitación ahora decorada mas femeninamente. Mi guardarropas, era similar pero mas repleto de ropa que tanto me gustaba como le lucían a las mujeres que yo veía deambular por las calles; solo que ahora era yo quien debía lucirlas y eso debo reconocer que me hacía sentir muy cómodamente en mi nuevo estado. El tener que ponerme ropa interior femenina me hacía sentir una excitación extraña y me encantaba mirarme al espejo y admirar lo linda que me lucían en esta figura que se me había regalado. El cocinar y tener que ayudarle a mamá en el lavado y aseo de la casa era un asunto que tampoco me incomodaba y comenzaba asimilarlo fácilmente. Aún seguía siendo el chofer del automovil de mi padre en su ausencia. En resumen en mi hogar la vida casi seguía siendo igual a como era antes de mi “metamorfosis de hombre a mujer”.
Por las noches no podía evitar jugar con mi cuerpo al sentir ese deseo caliente en mis genitales de mujer y sin darme casi cuenta sin querer comenzaba a meter mis dedos en mi humedecida conchita lo cual me producía un deleite de gocé mucho mayor al que sentía al frotar mi pene cuando habitaba en mi cuerpo de hombre. Me gustaba ser quien era ahora, ya no extrañaba nada de mi vida anterior. En estos momentos lo que estaba viviendo, era lejos lo mejor que me hubiese pasado desde que tenía uso y razón.
Jaime se había ido nuevamente a su trabajo lejos de la ciudad lo cual me daba un alivio ya que ello me ayudaba a llevar una vida mas relajada sin el apremio de tener que esquivar su aprensión y escenas de celos a los cuales me veía sujeto manteniendo esa relación de noviazgo, la cual no podía ni sabía como evitar con él.
En mi trabajo el puesto era similar al que tenía antes de todo lo sucedido, pero desde que había cambiado mi anatomía la diosa fortuna parecía sonreírme maravillosamente también en lo laboral. Acaba de ordenar mis cosas en mi escritorio aquel día lunes, como era habitual cada mañana cuando sonó el citófono de mi escritorio.
- Alejandra, por favor ven a mi oficina- Era mi jefe.
Me puse de pie inmediatamente a tiempo que le indicaba que iba en seguida temí que me pudiese reprender por haber llegado unos minutos tarde. El tener que maquillarme cada día me hacía comprender porque tardaban tanto las mujeres cada vez que se preparaban para salir. Ahora las entendía y esa era la razón por la cual en ocasiones yo también me retrasaba sin querer.
Entre a la oficina de mi jefe un tanto nervioso como siempre me solía suceder siempre cada vez que me citaba a primera hora y en privado a su despacho. Me hacía pensar siempre en el peor de los casos que algo malo en lo laboral me podría suceder. Pero mi jefe no estaba solo en aquel lugar al momento de ingresar a la sala. Sentado frente a su escritorio podía ver la figura de un hombre, Olí en el aire un perfume varonil que ya antes había sentido pero era diferente al habitual que se respiraba en esa oficina.
-Permiso- dije - Buenos días.
-Alejandra adelante, quiero presentarte a Franco Polic, el es el vicepresidente de esta firma bancaria.
Quedé sorprendido al ver que el tipo que estaba sentado y se ponía de pie para saludarme con una sonrisa muy relajada y afable era el mismo al que había conocido el día antes en la playa. Era un tipo bien parecido de alrededor de unos 30 años o algo más con el cual habíamos tenido un breve intercambio de palabras y que habíamos interrumpido cuando había aparecido Jaime quien casi jalándome del brazo me había alejado de su compañía.
-Señorita Alejandra, Nos volvemos a encontrar No sabe el gusto que me da que esto haya sucedido.- Me dijo Franco.- Veo que esta muy sorprendida.
Solo atiné a extender la mano para saludarlo y emitiendo un tímido saludo de palabra.
- Veo que ya se conocen- Dijo mi jefe.
- Si ayer tuvimos el gusto- dijo el, a tiempo que me acomodaba una silla para que me sentara.
Eso era lo otro que me encantaba de esta nueva vida; la atención que la mayoría de las personas tenían hacia mí ese trato tan gentil de los hombres me hacía sentir una cuota de sensualidad que sentía brotar del interior de mi ser. En muchas ocasiones quizás debido a la poca costumbre de sentirme así creo haber sentido humedecerse mi tanguita en situaciones como estas. Como lo que me había ocurrido unos días atrás en que conducía el automovil de mi padre y sin darme cuenta caí aun hoyo que había en un puente en mal estado por lo que la rueda trasera quedo en el aire y por mas que le aceleraba el carro para salir de aquel lugar la rueda giraba sin tocar el piso para dar el impulso necesario para salir. En cuestión de un minuto habían unos cuantos vehículos atrás que tocaban la bocina porque yo les obstruía el paso en esa dirección. Descendí del vehiculo nervioso e incomodo a raiz del problema en que me veía envuelto a sabiendas que me encontraría con las miradas acusadoras por mi poca pericia para conducir por parte de los curiosos del lugar. Tan pronto vieron mi estupenda figura femenina vestida con aquella minifalda vaquera que llevaba puesta. Se bajaron de sus vehículos para ayudarme tratándome con una amabilidad que me hacía sentir una verdadera diosa, liberándome de toda culpa por lo ocurrido.
-No se preocupe mi amor que la sacaremos en unos segundos.- Me decían.
Pensé en esos instantes que de haber sido el hombre que era, la situación hubiese sido totalmente distinta.
-Que te pasa Alejandra- Estas distraída ¿Qué te pasa hoy? –Me dijo mi jefe.
Fueron las palabras que me interrumpieron aquel recuerdo de hacía unos días atrás. Me senté acomodando mis piernas cruzadas mientras notaba la mirada hacia ellas disimuladas de parte de mi jefe y no tanto por parte de Franco que se acomodó en un sillón a mi lado.
- Franco, se lo dices tu o se lo digo yo- dijo mi jefe.
- ¿De que se trata? Me estan poniendo nerviosa.
- Alejandra - me dijo Franco girándose y mirándome a los ojos.- ¿ Estarías dispuesta a irte a la capital y trabajar en un car

Foto: METAMORFOSIS DE HOMBRE A MUJER
Capitulo 17
Me gusta esto que  me  ha pasado.
Esa mañana  llegué como de costumbre  a  la oficina, vistiendo ese traje  de ejecutiva que  me daba un aspecto de mujer seria y culta. Era de todos modos la  imagen que me gustaba transmitir sobre   todo en  mi horario laboral. Había pasado ya casi un mes desde que  había despertado aquella mañana  convertida hasta ahora sin saber como ni porque  convertida en una  bellisima mujer;  después de haber pasado 23 años  de  mi vida  siendo un hombre.
Me había comenzado  acostumbrar a  ser y a comportarme como una  “nenita”, ya poco y nada me  costaba arreglarme y maquillarme gracias  a  la siempre incondicional ayuda de mi madre y de  mi amiga Marcela. Ni siquiera ellas  sabían de  mi enigmático secreto. Sabía que  era  mejor guardar silencio con respecto a esta misteriosa transformación si les  narraba lo que  me había sucedido, pensarían que  estaría “loca”  de remate y quizás podría  hasta terminar en un manicomio.  Como casi nada de mi historial  de vida en mis  23 años  de existencia se había alterado excepto mi cambio de sexo y lo que  ello conllevaba prácticamente todo seguía igual tal como se  los  narré  en capítulos  anteriores.
Me sentía  super femenina y me  agradaba sentirme  así me daba una seguridad de la cual en mi anterior estado, siempre había carecido. Comenzaba a  sentir que  todo lo sucedido había sido después  de todo una verdadera  bendición divina y quedarme  en este estado, parecía ser lo mejor para mí.
Rafael, mi amante, con el cual había  estado engañando a mi novio Jaime; me había dejado de acosar en  los  últimos  días,  lo cual, me daba una cuota de mayor tranquilidad.  No quería caer en el plano sucio de la traición, pensaba que  si iba a tomar el papel de una mujer, lo mejor era  comportarme como una  respetable jovencita.  Lo había evitado con mucho esfuerzo. No le contestaba sus llamadas ni los  mensajes  “hot” que  me enviaba por “facebook” o por texto a mi celular. Si bien al principio había caído “rendida” a  su brazos creo que  lo había  hecho por curiosidad para ir conociendo lo que  se  sentía estar en lugar de una mujer en aquellos  momentos íntimos. Otro motivo también debe haber sido que  aún no aprendía  a  controlar las  hormonas  femeninas que  pululaban revolucionadas por este cuerpo en el cual yo ahora habitaba. Nunca supe controlarme ante la seducción de Rafael. El haber tenido sexo con él debo reconocer que  había  sido una experiencia demasiado excitante en mi nueva vida como mujer. 
Jaime por su parte estaba también complicándome  mi corta existencia femenina. El tener que cumplir el papel de su infiel novia era una tarea que  se  me complicaba bastante. Claramente no había forma tal de que  yo estuviese “enamorada” de él. Aunque yo lo conocía  desde toda mi vida, cuando ambos, éramos  los  amigos y compinches  propios de  la pubertad y adolescencia, en aquellos tiempos en los cuales yo aun habitaba en el cuerpo de un  hombre. No sentía la  comodidad suficiente como para encarar una vida de pareja junto a él aun siendo yo la mujer que  era ahora.  El tener que  hacer el amor con él, era un asunto que  también intentaba esquivar  a  duras penas. Si bien al momento de que  me penetraba sexualmente para hacerme suya, me hacía gozar  lo suficiente, más nunca me  sentía cómodo en esa faceta de  ser su mujer.  En tanto que Rafael cada vez  que me “culeaba” me hacía ver las estrellas con los orgasmos que me hacía conseguir ni siquiera como hombre yo había conseguido gozar tanto como lo hacía ahora envestido en esta piel de mujer.
En mi hogar las cosa eran más idénticas  a la  vida que  llevaba anteriormente, ocupaba mi misma habitación ahora decorada mas femeninamente. Mi guardarropas, era similar pero mas repleto de ropa que tanto me gustaba como le  lucían a las  mujeres que  yo veía deambular por las calles; solo que  ahora era  yo quien debía lucirlas  y eso debo reconocer que me  hacía sentir muy cómodamente en mi nuevo estado.  El tener que ponerme ropa interior femenina me hacía sentir una excitación extraña y me encantaba mirarme al espejo y admirar lo linda que  me lucían en esta figura que  se  me había regalado. El cocinar y tener que  ayudarle  a mamá en el lavado y aseo de la casa era un asunto que  tampoco me  incomodaba y comenzaba asimilarlo fácilmente. Aún seguía siendo el chofer del automovil de mi padre en su ausencia. En resumen en mi hogar la vida casi seguía siendo igual a como era antes de mi  “metamorfosis de hombre a  mujer”.
Por las noches  no podía evitar jugar con mi cuerpo al sentir ese deseo caliente en mis  genitales de mujer y sin darme casi cuenta sin querer comenzaba a meter mis  dedos en mi humedecida conchita lo cual me producía un deleite de gocé  mucho mayor al que  sentía al frotar mi pene cuando habitaba en mi cuerpo de hombre. Me gustaba ser quien era  ahora, ya  no extrañaba nada de mi vida anterior. En estos  momentos  lo que  estaba viviendo, era lejos lo mejor que me hubiese pasado desde que  tenía uso y razón.
Jaime se había ido nuevamente a su trabajo lejos de la ciudad lo cual me daba un alivio ya que  ello me  ayudaba a  llevar una vida mas relajada sin el apremio de tener que esquivar su aprensión y escenas  de  celos a  los cuales  me  veía  sujeto manteniendo esa  relación de  noviazgo, la cual no podía ni sabía como evitar con él.
 En mi trabajo el puesto era similar al que tenía antes de todo lo sucedido, pero desde que  había cambiado mi anatomía la diosa  fortuna parecía sonreírme maravillosamente también en lo laboral.  Acaba de ordenar mis  cosas en  mi escritorio  aquel día lunes, como era habitual cada mañana  cuando sonó el citófono de mi escritorio.
- Alejandra, por favor ven a  mi oficina- Era mi jefe.
Me puse de pie inmediatamente a tiempo que  le indicaba que iba en seguida temí que me pudiese reprender por  haber llegado unos minutos tarde. El tener que  maquillarme cada día me  hacía comprender porque tardaban tanto las mujeres cada vez  que  se preparaban  para salir.  Ahora las entendía y esa era la razón por  la cual en ocasiones yo también me retrasaba sin querer.
Entre a  la oficina de mi jefe un tanto nervioso como siempre me solía suceder siempre cada vez  que  me citaba  a  primera hora y en privado a su despacho. Me hacía pensar siempre en el peor de los  casos que  algo malo  en lo laboral me podría suceder. Pero mi jefe  no estaba solo en aquel lugar al momento de ingresar a  la sala. Sentado frente  a su escritorio podía ver la figura de un hombre, Olí en el aire un perfume varonil que ya antes había sentido pero era diferente al habitual que se  respiraba en  esa oficina. 
-Permiso- dije -  Buenos días.
-Alejandra adelante, quiero presentarte  a  Franco Polic, el es el vicepresidente de esta firma bancaria. 
Quedé sorprendido al ver que el tipo que estaba sentado y se ponía de pie para saludarme con una sonrisa muy relajada y afable era el mismo al que  había conocido el día antes en la playa. Era un tipo bien parecido de alrededor de unos  30 años o algo más con el cual habíamos tenido un breve intercambio de palabras  y que  habíamos interrumpido cuando había aparecido Jaime quien casi jalándome del brazo me  había alejado de su compañía.
-Señorita Alejandra, Nos volvemos  a encontrar No sabe el gusto que  me da que esto haya sucedido.- Me dijo Franco.- Veo que esta muy sorprendida.
Solo atiné  a extender la mano para saludarlo y emitiendo un tímido saludo de palabra.
- Veo que  ya se conocen- Dijo mi jefe.
- Si ayer tuvimos el gusto- dijo el, a tiempo que  me acomodaba una silla para que  me sentara.
Eso era lo otro que  me encantaba de esta nueva vida; la atención que  la mayoría de las personas  tenían hacia mí ese trato tan gentil de los hombres  me hacía sentir una  cuota de sensualidad que  sentía brotar del interior de  mi ser. En muchas  ocasiones quizás debido a  la poca costumbre de sentirme así creo haber sentido humedecerse mi tanguita en situaciones como estas. Como lo que me había ocurrido unos  días  atrás en que conducía el automovil de mi padre y  sin darme cuenta caí aun hoyo que  había en un puente en mal estado por lo que  la rueda trasera quedo en el aire y por mas que  le aceleraba el carro  para salir de aquel lugar la rueda giraba sin tocar el piso para dar el impulso necesario para salir. En cuestión de un minuto habían unos cuantos vehículos atrás que tocaban la bocina porque  yo les obstruía el paso en esa  dirección.  Descendí del vehiculo nervioso e incomodo a  raiz  del problema en que  me veía envuelto a  sabiendas que  me encontraría con las  miradas acusadoras por mi poca pericia para conducir por parte de los  curiosos del lugar.  Tan pronto vieron mi estupenda figura femenina vestida con aquella minifalda vaquera que llevaba puesta. Se bajaron de sus vehículos para ayudarme tratándome con una amabilidad que  me  hacía sentir una verdadera diosa, liberándome de toda culpa por lo ocurrido.
-No se preocupe  mi amor que  la sacaremos en unos segundos.- Me decían.
Pensé  en esos instantes  que  de haber sido el  hombre que era, la situación hubiese sido  totalmente distinta.
-Que  te pasa Alejandra- Estas distraída ¿Qué te pasa hoy? –Me dijo mi jefe.
Fueron las palabras que  me interrumpieron aquel recuerdo de hacía unos días  atrás. Me senté  acomodando mis piernas cruzadas mientras notaba la mirada hacia ellas disimuladas de parte de mi jefe y no tanto por parte de Franco que se acomodó en un sillón a mi lado.
- Franco, se lo dices tu o se lo digo yo- dijo mi jefe.
- ¿De que se trata?  Me  estan poniendo nerviosa.
- Alejandra - me dijo Franco girándose y mirándome  a los ojos.- ¿ Estarías  dispuesta  a irte a  la capital y trabajar en un car