sábado, 24 de enero de 2015

La formula cap4


Al caer exhausta ella se tumba a mi lado acaricia mi pelo y con una sonrisa ya me doy cuenta lo que deseaba a hora, a hora me tocaba a mí y no sabía si estaba preparada a hora.
-Pequeña arrasa con mi cuerpo dame placer.
Ella abrió sus piernas, me puse de rodillas entre sus ellas e intente comenzar a lamer su clítoris, ella comenzó a agarrar fuertemente mi cabeza dándome cuenta que lo hacía bien. Poco a poco pude tocar y lamer todo su cuerpo. A mamar como un crio sus grandes pechos a sacarle gotas de leche. El resto de la noche nuestro cuerpo se retorcieron entre ellos, entre abrazos, frotándonos los coños y practicando el 69. Como toda clase de posturas que ella me enseñaba.  Era placer como aprender a montar en bicicleta cuando aprendías no podidas parar y yo deseaba su cuerpo como ella el mío. A las ultimas horas de la madrugada yo me quede dormida por el cansancio ella me observaba. Sentí a las siete de la madrugada como ella me abría las piernas y comenzaba a penetrarme con sus deditos. A frotar sin cesar mi sexo. Me desperté sudada al primer orgasmo:
-Joder ya estas otra vez.
Sin cesar de masturbarme ella me besa en la cara:
-No pararía de follar contigo pequeña. Me dijo.
 A las ocho de la mañana me despertó al tirándome  un montón de ropa a la cara, eso me despertó de golpe, comencé a mirar a mí alrededor entre tangas y sujetadores. Vi que ella estaba vestida de profesora para comenzar un largo día.
-Será mejor que te comiences a vestir, para ir al colegio.
Me levante desnuda, me mire al espejo con la ropa entre mis manos. Me puse el tanga negro, ella me ayudo a ponerme el sujetador, vi que era un wonderbra que me hacia mis pechos enormes.
-Dios, esto me hace los pechos enormes, Elena.
Ella me sonrió:
-Me gusta que estés sexy, en clase serás mi coño derecho.
Mis siguientes prendas fueron una camisa blanca, exageradme escotada y una mini falda. Llevaba unos tacones con los que era imposible andar. Elena abrió la puerta y comenzó a darme prisas para que saliera. Hasta que se dio cuenta que estaba en el servicio intentándome maquillarme ya que era mi primera vez.  Fue al lavabo conmigo, me dio una larga clase de de pintalabios, rímel y coloretes. A la media hora ya estaba hecha toda una mujer rompe corazones. Bajemos por el ascensor desde el quinto que vivía, ella me miro en todo mi esplendor. Bajo mi sorpresa le dio a la parada, nos quedemos entre pisos, yo asustada le mire y ella se abalanzo hacia mi besándome sin cesar arrancándome la ropa. Estuvimos casi una hora practicando el sexo en el ascensor. Eso ya me hizo saber cómo sería todo el día en el colegio. Sexo anal vaginal y todo lo que nos pudiéramos imaginar. Salí del ascensor abrochándome la camisa y nos montemos en su coche. Mientras ella conducía con la música a todo volumen me acariciaba los muslos como yo los suyos. En cada parada, en cada semáforo en rojo no dejábamos de besarnos deseando otra vez vernos desnudas.

Podría ser un día como otro para Susana, pera ella era tan aburrido repetir todas las semanas lo mismo. Ir al colegio e intentar pasar el curso para que la universidad estuviera más cerca. Susana era una chica de piel tan blanca como la leche, de pelo tan oscuro como la noche. Le gustaba vestir de negro que se pudiera ver sus sentimientos a flor de piel. Siempre llevaba una ropa muy ajustada luciendo sus grandes pechos y su libidinoso cuerpo cubierto por su atuendo gótico. A ella no le gustaba pasar inadvertida por la vida. Siempre por costumbre llevaba un cigarro entre los dedos que disfrutaba sin cesar no llevaba una vida sana y odiaba cualquier clase de deporte. A las horas del recreo Susana se encerraba en los servicios y se encendía un par de cigarros para relajarse del aburrimiento de las clases. Pero ese día no iba a ser como uno cualquiera en el servicio se sentaba en un rincón, con un libro de poemas y su tabaco se escondía de la gente que le rodeaba. Un día normal para ella era tan bien meterse en uno de los baños cerrar la puerta con pestillo, desnudarse acariciar sus grandes pechos y masturbándose sin cesar, esa era otra forma para desconectar de todo. En uno de sus habituales orgasmos escucho en el servicio de al lado un fuerte golpe. Susana se vistió rápidamente asustada, temió ser descubierta por alguien. Salió y miro a su alrededor. Quería saber quien había causado ese estruendo, se acerco a la puerta del servicio que tenia al lado y empujo lentamente la puerta. Vio asustada algo muy extraño frente a ella, esa cosa era un gran agujero negro que no dejaba de dar vueltas como una lavadora. Ella metió su mano dentro del agujero queriendo saber que era, algo que estaba dentro de eso le agarro fuertemente del varazo y le metió dentro. Cayó dentro del agujero y no sabía lo que podría suceder. 



ES UNA HISTORIA DE UNA AMIGA ES DE ELIZABETH THOR ESPERO QUE OS GUSTE AQUI OS DEJO EL LINK A SU BLOG NO OLVIDEIS COMENTAR ME AYUDARIA A SEGUIR A MI Y A OTROS AUTORES DE TG
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